¿De qué manera te olvido, si te miro en cualquier gente?
Y tu no quieres ni verme, porqué te conviene, callar nuestro amor.
De pronto se me sale lo teporocha y junto con puro ruco de más de 60 años, voy a las cantinas a pedir puro bacardí blanco con agua mineral (para que mi mesa no se vea tan corriente) y a pensar que nuestro capítulo aún sigue tan vivo que se alcanzan a distinguir sus latidos, así como si fuera una cosa viviente.
Solo, sin tu cariño, voy caminando, voy caminando y no sé que hacer.
Ni el cielo me contesta, cuando pregunto por ti mi bien.
No he podido olvidarte desde la noche en que te perdí.
Sombras de duda y celos, sólo me envuelven pensando en ti.
Deja que yo te busque y si te encuentro... Y si te encuentro, vuelve otra vez.
Olvida lo pasado, ya no te acuerdes de aquél ayer.
Yo no hice nada, me digo una y otra vez. La culpa la tuviste tu. Por ser un maldito, por no esperarme, por no sólo decir que me querías, por no actuar. Te odio y te amo al mismo tiempo, como si fuera una montaña rusa que sube y baja, todo por el precio de un ticket de feria. De esos que daban justo cuando los dos eramos novios... En los setentas ¿Te acuerdas? En la vida pasada.
Tu no te acuerdas porque te conviene, callar que me conociste y me hiciste el amor en el asiento trasero de un taxi, en las afueras de Bosques de las Lomas, para que no te viera tu novia fresa, esa que sólo usa lentes de Donna Karan.
Sombras nada más.
Sombras nada más.
Sombras nada más en el temblor de mi voz.
Que breve fue tu presencia en mi vida.
Que tibias fueron tus manos, tu voz.
¿Qué hago si tu recuerdo ya no me salva de este vacío tan angustioso?
¿Cómo les pido que me dejen esos demonios que me hacen sentir vacía?
Todos me dicen el negro, llorona.
Yo soy como el chile verde, llorona, picante, pero sabroso.
Ay de mí! Llorona llévame al río. Tápame con tu rebozo llorona, porque me muero de frío.
¡Otra cuba por favor! ¡De esas de a 45 pesos y un pedazo de corazón, por favor!
Todos me miran asombrados por mi manera de beber ¿Y qué? Ellos ¿Qué pueden saber del amor cuando nada viven al máximo? Cuando yo entregué mi corazón al hombre equivocado, pensando que algún día sería el correcto y que tal vez, sólo tal vez, podría convertirse en el verdadero. Y tengo tanto miedo de no volver a vivir así, de no volver a amar así, que me salgo de mi verdadero yo y me dejo caer sobre la mesa. Quiero dormir.
Cuando te hablen de amor y de ilusiones,
y te ofrezcan el soy y el cielo entero
si te acuerdas de mi, no me menciones, porque vas a sentir amor del bueno.
Y si quieren saber de tu pasado,
es preciso decir una mentira.
Di que vienes de allá, de un mundo raro, que no entiendes de amor, que no sabes llorar y que nunca has amado.
Porque yo a donde voy hablaré de tu amor, como un sueño dorado.
Y olvidando el rencor no diré que tu amor me volvió desgraciado.
Y si quieren saber de mi pasado,
es preciso decir otra mentira.
Les diré que llegué de un mundo raro, que no sé del dolor, que triunfé en el amor y que nunca he llorado.
Me levanté como pude, me metí en un taxi y me quedé con esa canción en mi memoria.
Le dije al taxista: Lléveme a un mundo raro.
Él se rió y algo dijo. Le dí mi cartera. De donde supongo vio la dirección de mi casa. Me llevó, agarró 200 pesos, me dejó con todo y mi bolsa y mi cartera y mi desamor en la puerta. Intenté abrir y después de mucho, me azoté en mi cama.
No te preocupes que de esto nadie se entera. Me lo guardo yo, porque yo sí vivo intensamente ¡Mírame! Pero tu, te compadezco ¿Qué vas a hacer? Te enredarás con mujeres, miles, y dirás "Te amo" a todo el mundo, sin razón y te la pasaras pensando muy en el fondo, que la única mujer que se acuerda de ti, con todas esas canciones de cantina. Soy yo. Pero estaré ya, en un mundo raro.
Historia contada por Lenna
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Carlos