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EL AMOR DE MI VIDA SE ME FUE

miércoles, 28 de agosto de 2013

Yo llevaba diez años en pareja, con un buen hombre, que no era el amor de mi vida. Sencillamente… nos entendíamos Sin discusiones, ni grandes diferencias, pero con carencia de lo más importante.
Ese sentimiento o sentimientos que deben predominar es una pareja no existían, eramos como dos buenísimos amigos, nada más. Nos habíamos acomodado a esa situación y, por mi parte, no me planteaba dejar la relación ni nada parecido. No podía echar de menos cosas que no conocía y el amor, el auténtico, nunca había aparecido por mi vida, hasta que llegó. Creedme que si hubiera podido evitarlo, lo habría hecho, pero en el corazón no se manda y el que diga que si es que nunca ha amado de verdad.
El corazón no elije, no sabe de prejuicios ni de leyes del hombre, y menos de la iglesia. No conoce limites. Nos conocimos buscando discos, ambos eramos fans del mismo músico y coincidimos buscando lo mismo.
Estuvimos hablando en la cola para pagar y un rato después, me lo volví a encontrar en la cafetería del centro comercial. Hablamos un rato, nos dimos los teléfonos y esa noche, al llegar a casa, tenia un mensaje suyo.
Ese correo me dejo loca. Me describía con adjetivos, a cual más hermoso y me decía que no dejaba de pensar en mi. En este punto yo ya tenia una supernova en la boca del estomago. Nos escribíamos a diario, compartíamos música, poemas, pensamientos… 
Entonces me confeso que estaba casado. Me quería morir. Y ya se que ahora llegará el típico puritano y me dirá: el matrimonio es sagrado y un vinculo de por vida y esas tonterías que siempre tengo que leer allí donde miro. Nada hay seguro en este mundo, excepto la muerte.
Podemos equivocarnos y casarnos con la persona equivocada, y ocurre a diario, ¿y qué debemos hacer? ¿conformarnos o intentar ser felices?
Estoy de acuerdo en que uno debería pensarlo mejor antes de casarse, que hoy se hace todo muy a la ligera, pero una vez el mal ya está hecho, también se puede remediar. Cualquier cosa será mejor que vivir sin vivir y llegar a viejo lamentándonos o arrepintiéndonos.
Además, la gente suele juzgar a los o las que nos metemos en relaciones de pareja. Nosotros no nos metemos, nos dejan entrar o nos llaman , que es distinto, nadie les fuerza.
 Si uno no es capaz de respetar su propia pareja, va a venir alguien de la calle a hacerlo?, ya se que suena cínico pero es así. El caso es que cuando me enteré, lo tomé muy mal.
Debería habérmelo dicho desde el principio. Tenia miedo dijo, de que me alejase. Estaba muy confundida. Según el, su mujer era lo que mi novio para mi, la diferencia es que yo no me había casado, ni tenia hijos, él sí. Quedamos para vernos otra vez y esa vez se convirtió en otra, otra y otra…y así pasé del punto sin retorno. Ya no había duda, estaba locamente enamorada.
Nunca lo había estado, nunca. Una sabe la diferencia. Hablé con mi novio, que era todo comprensión y mi mejor amigo y lo dejamos.
El vive hoy con otra chica, maravillosa , buena chica, con la que dice estar viviendo algo nuevo (yo le digo que es amor, amor auténtico, pero el se ríe).
Es muy feliz y yo me alegro por qué aunque nunca le amé,le quiero y le deseo lo mejor. Con respecto a mi historia… Complicada. Ya se sabe, cada vez necesitas más y no siempre se puede y sufres. Un día le dije que había sido un egoísta al no haberme dicho lo de su matrimonio desde la primera vez a lo que el respondió con una pregunta; ¿habría cambiado algo?
No supe que responder, quise pensar que si, que todo habría sido diferente, que no me habría hecho ilusiones, que nada estaba aún tan arraigado como para no haberme podido obligar a mi misma a olvidar esa historia y seguir con la vida que llevaba, vida cómoda aunque falta de todas esas emociones increíbles que él me hacia sentir.
Estaba tan confundida que decidí pedir una excedencia y marcharme un tiempo a Londres, donde unos tíos tienen un pequeño hotel, trabajar con ellos una temporada e intentar ver la vida desde otro prisma. No le hizo mucha ilusión, ni a mí. Sólo deseaba estar con él, pero no así Sus hijos eran demasiado pequeños y no quería ni podía separarse de ellos, así que en una ocasión me pregunto si yo estaba dispuesta a esperarle.
Vaya pregunta, hay que analizarla bien, ¿es egoísmo, desesperación, una prueba de amor, confusión, todo a la vez…? Le respondí, que en aquel momento le amaba y que sentía que le esperaría toda la vida. Eso no era una garantía a largo plazo (ya sabemos que seguro, no hay nada en esta vida) pero sentía que si, que lo haría, pero no esperándole en mi casa, frustrada, olvidando vivir y dejando pasar los años esperando. Debíamos tomarlo con calma y madurez.
Me fui a Londres, empecé a trabajar con mis tíos y busqué una casita donde instalarme. Adopté un perrito y compré peces de colores. Al cabo de tres meses, el vino a visitarme. Pasamos un fin de semana estupendo. Se volvió a España y quedamos en que yo iría a verle a él un mes después Nos veríamos en Madrid. Así empezó una costumbre que duraría cinco años, un mes él venia a Londres (donde por motivos laborales, decidí quedarme indefinidamente) y al siguiente yo iría a Madrid.
Nada cambió, fue el hecho de estar lejos y el tiempo que me di cuenta de que realmente le quería profunda y desesperadamente. Estaba segura de mi y de él y aunque a veces no le encontraba sentido a estar separados, al final siempre me decía a mi misma que la vida nos estaba poniendo a prueba y que si superábamos eso, seria la garantía de que lo nuestro era auténtico y genuino, nada que ver con un documento firmado delante de un cura. Auténtico, amor que supera años, distancia, impedimentos… y que no conoce otra ley que la del corazón.
Yo llevaba seis años en Londres cuando su mujer le pidió el divorcio. Resulta que ella por su parte y desde hacia meses, tenia una aventura y decidió romper con todo. La señora honorable se divorcia para estar con alguien a quien conoce hace meses y su marido la ha estado aguantando años enamorado de otra, vaya estafa de la vida. Cuando me lo dijo, me sentí igual, estafada. Tanto sacrificio y espera para acabar como el había temido, viendo a sus hijos dos veces por semana.
Volví a España unos meses después y pudimos escribir nuestros nombres juntos en el buzón de nuestra casa. Eso me emocionó tanto… Todo era tan bonito. Habíamos esperado tanto que incluso lo malo se olvidaba estando el uno en la presencia del otro. Los siguientes tres años fueron los más felices de mi vida, mi vida entera. Pero se me fue.
Murió en un accidente de coche, hace exactamente dos años. Creí que me moriría, quería morirme, nada tenia sentido. Tuve mucho apoyo a mi alrededor, incluido el de su hija mayor (maravillosa como su padre) y mi ex y decidí seguir en este mundo, pero no hay un solo día de mi vida en el que no le eche de menos y deseé acabar con todo.
Fue mi amor, mi único y verdadero amor, no ha habido ni habrá otro y perdimos tiempo valioso. Aunque cuando miro a su hija, la mujercita que es hoy, la gran chica en la que se ha convertido, me pregunto si habría sido igual si el se hubiese ido conmigo desde el principio, probablemente no. El estaría orgulloso de ella y de su otro hijo, que está estudiando en el extranjero y es un chico trabajador y honrado. Somos la suma de nuestros días y lo que hagas con ellos, como los decidas invertir.
Nadie puede decírtelo Hazlo lo mejor que puedas y atente a las consecuencias.
 Saludos a todos.
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Carlos

 

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