El 12 de febrero de 1976 se enemistaron para siempre ambos nobeles de literatura, cuando el peruano le pegó un puñetazo en el ojo.
El famoso incidente sucedió el 12 de febrero de 1976 y, 38 años después, nadie ha explicado con certeza qué pasó, como si se tratara de una leyenda, de algo que no existió.
Fue el día en que se enemistaron para siempre los nobeles de literatura Gabriel García Márquez (1982) y Mario Vargas Llosa (2010), cuando el peruano le dio un puñetazo en México a su otrora amigo, a quien luego calificó como un “cortesano de Castro”, en referencia al cubano Fidel Castro. Nunca estuvo claro si la pelea fue por motivos políticos o personales. Vargas Llosa ha pasado gradualmente de una postura izquierdista a una de capitalismo de libre mercado, lo que lo ha puesto en desacuerdo con gran parte de la élite de intelectuales del hemisferio.
Según testigos, García Márquez, entonces de 48 años, se acercó a Vargas Llosa y el peruano, nueve años más joven, le dio un golpe en el ojo, increpándole por “lo que le hiciste a Patricia”, en referencia a la que todavía es su esposa.
Ninguno de los escritores dio explicaciones al respecto, pero según versiones de la prensa colombiana, García Márquez pudo haberle sugerido a Patricia que se separase de su esposo por una supuesta infidelidad de éste, o que Patricia, para vengarse de su marido, le dio a entender que Gabo” le había proporcionado grata compañía.
Tras el puñetazo, García Márquez buscó a un amigo que nueve años atrás le había tomado unas fotografías para la portada de “Cien años de soledad”: el fotógrafo colombiano Rodrigo Moya Moreno.
“Para las fotos del ojo moro me costó un huevo sacarle una sonrisa de una fracción de segundo, porque tenía cara como para los funerales de la Mamá Grande. Realmente, Varguitas lo había dejado mal y se veía más bien triste o deprimido. Pero la sonrisa que le saqué hizo de aquel desaguisado una cosa sin importancia. Al terminar, Gabo me dijo al despedirse: `Me mandas un juego y guardas los negativos”', relató Moya en una entrevista para el diario El Tiempo publicada en 2013.
A la pregunta de por qué fue el incidente con el escritor de Arequipa, Moya respondió: “Solo ellos lo saben. El hecho ocurrió en la premier privada de aquella película sobre los supervivientes de un avionazo en los Andes. No se veían hacía tiempo, y dicen que Gabo se acercó con los brazos abiertos para abrazarlo, y Varguitas lo recibió con su aún hoy famosa derecha. Escribí una crónica de esa sesión en La Jornada en 2007, cuando Gabo cumplió los 80”.
En octubre de 2010, tras anunciarse que Vargas Llosa había ganado el Nobel, un reportero en el Instituto Cervantes de Nueva York empezó a preguntarle al peruano sobre García Márquez, pero éste enseguida respondió: “No vamos a hablar de eso ahora”.
Luego, sin especificar a qué mensaje se refería, dijo: “Yo les voy a agradecer a ustedes que hagan público mi agradecimiento por la declaración que ha hecho García Márquez, muy cariñosa, con respecto a este premio. Le estoy muy agradecido”.
En junio del 2007, de visita en Quito, Ecuador, Vargas Llosa dijo que él y García Márquez tenían “un pacto tácito” según el cual “nosotros no hablamos de nosotros mismos para darles trabajo a los biógrafos, si es que merecemos tenerlos después”.
“Que ellos averigüen, que ellos descubran, que digan qué pasó”, añadió.
En aquella ocasión, cuando le preguntaron por los ganadores del Nobel de Literatura, el escritor peruano manifestó: “Creo que el premio Nobel ha fallado no dándoselo a escritores como (Jorge Luis) Borges o (Vladimir) Nabokov, pero se lo ha dado a algunos escritores que sí lo merecían. No hay ninguna duda que un escritor como (Darío) Fo lo merecía, un García Márquez lo merecía”.
De hecho, en una entrevista realizada a finales de marzo en su casa en Lima para una televisora peruana volvió a hablar de su colega colombiano, y dijo que a lo largo de los años ha releído su obra cumbre: “Cien años de soledad”.
“(La he leído) muchas veces porque la he enseñado, he dado muchos cursos sobre García Márquez, el último hace pocos años en (la Universidad de) Princeton... Es uno de los libros que se puede releer y releer y siempre aparecen cosas nuevas”, dijo Vargas Llosa en una entrevista para el Canal N.
También recordó que, en un vuelo de Madrid a Santa Cruz de Tenerife, una auxiliar de vuelo le avisó que un hombre quería saludarlo porque le tenía una admiración absoluta. “Le temblaba la voz. Me dijo: «No sabe cuánto lo admiro, a mí me ha cambiado la vida leerlo». Y yo estaba muy conmovido y luego me dice: `Y sobre todo “Cien años de soledad” es algo que yo he releído no sé cuántas veces”', relató sonriendo. “No me atreví a decirle: «Está usted equivocado, yo no soy García Márquez». Me pareció que iba a desencantarlo de tal manera que no le dije nada. Le di la mano y se fue creyendo que le había dado la mano a su autor favorito”.
En 1971 salió al mercado “Historia de un deicidio”, un análisis de la obra de García Márquez escrito por Vargas Llosa. Después que se enemistaron, el escritor peruano dio la orden de que no se hiciera ninguna edición más de ese libro.
Tras conocerse la muerte de García Márquez, Vargas Llosa dijo para el Canal N desde una calle de la ciudad peruana de Ayacucho que “ha muerto un gran escritor, cuyas obras dieron gran difusión y prestigio a la literatura de nuestra lengua”.
Con una voz conmovida, anteojos oscuros y una gorra de béisbol, Vargas Llosa añadió que “sus novelas le sobrevivirán y seguirán ganando lectores por doquier, envío mis condolencias a su familia”.
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